Quién soy y qué hago

Soy TREMENTINA LUX, soy artista plástica, teórica y práctica de la comunicación audiovisual y los estudios de género. Pinto, escribo, leo, locuto, diseño, fotografio, reflexiono y analizo. Todo esto, sobre todo, me hace evolucionar como profesional y como persona, me motiva y me divierte. Creo este contenido para ti, que me lees y para mí, que también me leo. Soy del mundo y vivo en Valencia.

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GIRALUNAS EN LA COSTA. SIDONIE EN VLC

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El otoño en Valencia es cálido. La noche ha salido templada. Vamos con una manga fina, se permiten los escotes, las nucas sensuales. En la sala el ambiente ya quema. Carlos Cros ha levantado los ánimos, en la primera fila apenas queda espacio para dos mujeres pequeñas con un vodka en la mano. Allí estamos.

Apenas unos minutos y salen puntuales a escena. Los reyes del girasolado. Ovación, comienza el show. «Persona» da paso al delirio entre público y artista. Se corea. Es un tema de «Costa Azul», tras meses de bolos veraniegos nos hemos aprendido las letras y suena rítmico e intenso. Las luces de escena aún son discretas, lo bueno está por venir, el climax se acerca tanto tantísimo que es necesario agachar las cabezas para evitar sufrir un golpe con la guitarra de Jes.

El set list está pensado in-crescendo. Combina temas de «Costa Azul» con lo mejor de «Shell Kids», «Fascinado» y «Sidonie». Son ya clásicos que arrasan infaliblemente. La madeja de la catarsis se va cultivando con el sudor de sus frentes. Axel desboca la mandíbula y retuerce sus lumbares tras la batería, se entrega. A medida que los temas se suceden los rizos de Marc se empapan y fluyen salpicándonos de marea embravecida y poesía urbana decadente. Jes ha rasgado los bolsillos pélvicos de su vaquero a fuerza de movimientos absolutamente eróticos y Vincent y Baldo se han transmutado en seres pegados a su instrumento.

Ya no hay ni un milímetro entre la moqueta del escenario y el alma de los fans cuando aparece en escena el Sitar. Las caderas se vuelven voluptuosas, «Varanasi» eriza los brazos como pétalos blancos. Los girasoles se agitan buscando el escapismo y se produce la magia de la fusión mística. Sudece. Salimos de los cuerpos, flotamos en la sala, el equilibrio entre el yin y el yan es perfecto y todo lo que nos va a matar mañana nos sienta bien, el tabaco, el alcohol, el noctambulismo…

«Olvidados» marca una pausa inesperada, las voces salen de todas las gargantas para decir «no te puedo olvidar…. lo siento…», es el tema fetiche, el que nunca se oye en un directo y suena raro, espectacular. Luego vienen clásicos de Shell Kids. Los solos de guitarra, con esa coreografía orgásmica que transforma el mástil en ingle, bajando lento, despacio, prolongadamente… hasta sacarle un gemido sin igual.

Por fín Moog da paso al temido silencio, el público está enfervorecido, su sonrisa es aún pre-coital, necesitamos más. Pero… dónde están????… Allí!!!!. Imprevisibles, Marc y Jes cantan a capella, en mangas de camisa, subidos a la barra, han trastocado el espacio escénico convirtiendo a los últimos en los primeros. La luz blanca los desnuda, es un acústico entrañable que se silba y se ríe, es valiente, denota muchas tablas. Los móviles se deshacen en fotos imposibles. Mientras, en la noche de la escena, Baldo prepara su acordeón, intuimos que se acerca el apoteosis Giralúnico. Los acordes preparados para un directo sin precedentes lo confirman, y por fin, Sidonie vuelve a demostrar su profesionalidad y su talento, su sentido infinito de la sorpresa escópica, con ese atrezzo divertido, desacralizador, casi hereje. Son decididamente inagotables.

Dos temas más, trás el cetro del monarca, nos envían de pleno y literalmente al sofá. Estamos, sinceramente, Fascinadas. Deseando como decía Wilde volver a encontrar en la vida un instante en el que nuestra vida se concentre, trás años de vivir en absoluto.

Una hora después un centenar de personas barridas de la sala espera en la cálida noche valenciana la salida de los Sidonie por la puerta de atrás. Es el final, fotos, autógrafos y una furgoneta blanca llena de semilas negras que se escapa por la ciudad, son los dueños de la noche huyendo del sol…
No creo que podamos olvidar.

GRÀCIES SIDONIE!

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