Quién soy y qué hago

Soy TREMENTINA LUX, soy artista plástica, teórica y práctica de la comunicación audiovisual y los estudios de género. Pinto, escribo, leo, locuto, diseño, fotografio, reflexiono y analizo. Todo esto, sobre todo, me hace evolucionar como profesional y como persona, me motiva y me divierte. Creo este contenido para ti, que me lees y para mí, que también me leo. Soy del mundo y vivo en Valencia.

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Ayer fui con “Evolución del Yo” a ver museos. Pero no la dejaron entrar.

A mi, si voy como público, si que me dejan porque dicen que mi mirada concluye la obra, pero a ella de ninguna manera. Yo por solidaridad esta vez tampoco he entrado a cerrar el discurso de nadie, porque encima soy capaz de publicarlo altruistamente aquí, en mi blog. He preferido quedarme fuera con ella, haciéndole fotos.

Primero fuimos al IVAM. Luego al Centre del Carme. “Evolución del Yo” quería ver la exposición colectiva que reinterpreta el presente, comisariada además por un buen amigo y profesional al que aprecio y admiro, -Hola Álvaro. El caso es que a mi me apetecía ver cómo la cara un poco hierática y tristona de Eve (la llamaré así para abreviar) se transformaba en presencia de obras más o menos familiares, la idea no es mía es un homenaje al montaje de las atracciones de Eisenstein. Incluso pensaba hacerse algún selfie con una obra de Darío Villalba, que le gusta mucho y los Miaz Brothers que le inspiran curiosidad.

No ha sido posible.

De camino al Centre del Carme hemos pasado por la B-SIDE del IVAM cuyos muros están colmatados de magníficos graffitis. Al llegar a la medianera donde está instalada la fotografía de Luis Montolio, en plan I want to break free, Eve ha exclamado emocionada: – ¡WOW, para, para para! –¡Mira!, ¿te das cuenta? ¡Hay más talento fuera que dentro de los museos!

-Eso es porque no te dejan entrar, Eve, nunca has visto un museo por dentro, y porque ellos ni saben ni quieren salir del bunker en el que agonizan.

Los perímetros de la endogamia…

Leo la noticia de que a la persona que va a dirigir el IVAM lo van a elegir otros directores de museos. Vamos a ver una exposición en una institución pública, el Centre del Carme, donde exponen 21 artistas de 21 galerías, con textos de 10 crític@s. Y yo como Eve, opino también como Gabriele Guercio en Art as Existence: “Cuanta más confianza ganaba la historia del arte en su autonomía profesional, menos proclive se sentía a mezclarse con las cosas que no fueran familiares, con las cosas extrañas a los perímetros de la disciplina”.

A poco que conozcas la Historia del Arte sabrás que en 1863 en París se creó Le Salon des Refusés para hacer frente a la hipócrita hegemonía de los conaissance y los salones oficiales parisinos. Minimizada la hazaña, aunque reconocidas las obras por la historia, eso sí, llegó un poco más tarde en 1917 R. Mutt para decir lo mismo plantando urinarios y botelleros en los museos, algo que secundó alegremente el Dadaismo. El nacional socialismo hizo lo propio etiquetando de degenerado (Entartete Kunst) el arte de Der Blaue Reiter, por ejemplo y otras vanguardias también hoy históricas (aunque he de confesar que los atados de Unika hechos por Bellmer merecerían este y otros calificativos, pero eso es otra historia). Gropius también vedó el campo al arte de las mujeres en la Bauhaus limitándolas a la costurita y demás técnicas consideradas domésticables, qué doble ignorancia. Ya lo decía Estrella de Diego, ¿por qué no pueden ser surrealistas las surrealistas?

Menos mal que esto no pasa en la exposición del Carme, ni en la composición del cónclave en el que se decidirá la dirección IVAM, aunque tampoco es garantía de equidad y transparencia que una mujer lo dirija, en fin…

Estar sin estar
Siempre hay un dentro y siempre hay un fuera. Esto no es propio de los últimos siglos, puedes rastrear esta tensión entre lo que el poder dice que toca hacer y la creación en plan I want to break free hasta los tiempos de Akenaton, un buen ejemplo de ruptura entre los intereses de la casta sacerdotal y el poder de un faraón con inquietudes propias, tanto que han llegado a decir que era extraterrestre.

La cuestión es quiénes y cómo y porqué marcan los criterios de la calidad, la originalidad, la unicidad, la genialidad artística y el valor de la obra. Y al servicio de qué fines están estos criterios políticamente intencionados, al fin y al cabo de segregación, y por tanto de inclusión y exclusión social. Pretextado en este ejemplo por el concepto mismo de lo que es Arte y lo que no, y los lugares del Arte y los «otros» lugares. Lo sacro y lo profano.

La única verdad de las clasificaciones es que existen y son consustanciales al ser humano para entender y organizar el mundo que nos rodea. Pero los criterios de organización son siempre y sin excepción aleatorios, sobre esto escribió mucho Mary Douglas. Estos criterios para validar no tienen tanto que ver con la disciplina, la artística en este caso, como con una jerarquía, con una ordenación de la realidad que persigue el mantenimiento a toda costa de la perpetuación del poder de una élite sobre una base de desigualdad social. Y estos criterios se crean, se regulan y se perpetúan mediante acciones muchas veces persuasivas y no siempre conscientes, tanto en el ámbito de lo público, como en el de la intimidad más absoluta, Biopoder, se llama cuando viene de dentro.

Te voy a dar ejemplos de criterios absolutistas y contrapuestos y si ya te los conoces puedes pasar directamente al apartado ¿Y ahora qué?

Desde la perspectiva de Paollo Ucello a la enfermiza planitud preconizada por Greenberg y Rosenberg va un mundo. Desde la pericia en las veladuras y las carnaciones del renacimiento hasta los performances de Carole Shneemann otro. Del Churrigeresco al Minimalismo pasando por los Agnus Dei en la clave de las bóvedas románicas otro. Desde el canon griego a los posados cárnicos de Jenny Saville ni te cuento… Lo que demuestra básicamente dos cuestiones: una que en efecto y mal que les pese la historia, esa ficción construida por los ganadores, manifiesta que en la creación artística todo vale, vale todo, incluso el autodidactismo más salvaje, mira Bacon. Y dos, que la orientación al producto y no al proceso ha envenenado las relaciones transcendentes y terapéuticas de las personas con su propio potencial creativo y ya va siendo hora de enmendar este asunto con buenas prácticas y mucha nueva museología apta verdaderamente para nuestro aquí y ahora.

Elogio elidido de la formación y confianza en la educación artística o porqué es importante aprender a salirse del contorno en los dibujos de primaria

Lo que afirmo es que viviendo en pleno siglo XXI en el periodo de mayor densidad iconográfica de la historia de la humanidad y con una carga acumulativa en la mirada intentar seguir negando la voluptuosidad de lo que queda orgánicamente fuera de las categorías demagógicas de lo “Artistico” en tanto que religión, es limitar la actividad creadora y el progreso humano. Aislar a la ciudadanía de las decisiones gestoras de los organismos artísticos es hacerlas fracasar de endogamia. Un delito de irresponsabilidad social, una actitud manida, incoherente, tóxica y obsoleta.

La tensión entre los límites produce risa cáustica y encáustica

Yo sé bien que gran parte del Street Art se ríe del museo, porque tiene la mejor de las galerías posibles y la mejor de las audiencias posibles: toda la ciudad, toda la ciudadanía. Sin embargo, mientras las obras de galerías y museos se exponen bajo condiciones de temperatura y luz controladas, se transportan embaladas y aseguradas por el erario público, y se comercializan para formar parte de las colecciones publicas por cantidades inimaginables para un/a artista “de la calle”, el arte de “Fuera” no sólo hace frente a la intemperie, la actividad coercitiva del estado mediante multas y la degradación física de la obra sino a la degradación conceptual de la categoría de lo alternativo, de la alteridad, de lo otro fuera de los márgenes de lo canónico y por ende, de lo mayúsculo. Aunque visibilice el proceso y eduque como sucedió por ejemplo en el ejemplar Mislatas Representan el arte de la calle siempre vive perpetuamente su cuestionamiento como arte.

Ahora el post se vuelve más localista, pero puedes extrapolarlo a tu barrio…

A mí me cuesta entender cómo existiendo por ejemplo en Valencia (que no hablaré de Berlin, ni de Suecia, ni de Francia, esta vez no) la Librería Dada, donde puedes comprar ejemplares autoeditados, o Ciutat Vella Oberta, Russafart, Cabanyal Portes Obertes, Seu Mostra y algunas otras inteligentísimas iniciativas culturales de visibilización del talento ciudadano, de apertura de estudios de artista al público, de acercamiento al ámbito doméstico de la obra de arte, sin barreras ni elitismos, digo, cómo algunos museos, galerías y críticos se afanan en cerrar el círculo y seguir cerrándolo, algo que acabará con su clausura y su descrédito. Pues no llevaba hasta hace poco Aldeasa la contrata de la librería del IVAM…

Conclusiones bienpensantes
No hablamos aquí de artistas que realizan la danza de los bohemios de Tom Wolfe a la espera de ser descubiertos y entronizados, ni de que lo alternativo se integre en lo “normal” esa trampa que denunciaba Ruth A. Solie. No, hablamos de la desintegración del concepto de lo normal. Hablamos de que los museos y las galerías se abran, más allá de una noche, al talento que está por todas partes, y que muchas gestiones culturales sigan ancladas en el modelo decimonónico, invisibilizado y ninguneado la voluntad creadora que late en todo ser humano, sin distinción de sexo, etnia, clase, edad o lo que sea. El público no existe para completar el discurso de los artistas elegidos. Porque como decía Bordieu, no existe el arte, existen l@s artistas.

¿Y ahora qué?
Me llamo TREMENTINA LUX, soy artista, trabajo en Valencia, estoy fuera del circuito de galerías y museos. Pinto en mi estudio del Carmen y expongo mi obra itinerando por las calles. Si compartes circunstancias #SoyArtista es tu hashtag. Pasea tu obra, difunde y disfruta. Tod@s crecemos cuando lo mejor de nosotr@s deja de ser invisible para el resto.

TREMENTINA LUX
“Evolución del Yo” mide 2,28x 1,47 y pesa cerca de 12 kilos. Es un placer hacerla feliz.

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