Quién soy y qué hago

Soy TREMENTINA LUX, soy artista plástica, teórica y práctica de la comunicación audiovisual y los estudios de género. Pinto, escribo, leo, locuto, diseño, fotografio, reflexiono y analizo. Todo esto, sobre todo, me hace evolucionar como profesional y como persona, me motiva y me divierte. Creo este contenido para ti, que me lees y para mí, que también me leo. Soy del mundo y vivo en Valencia.

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TARDORA TRIBUSFERA

Tardora. Mujeres que hacen Fallas. (Tribusfera work in progress V)

Hoy es la Crida

Les pongo la cara para enviarlos a morir. Pienso esto mientras ato la cinta de terciopelo morada a la nuca del Héroe del Coltán. A su nuca de sarmientos encolados, atados, zaheridos para la vida. No he pensado en la palabra nuca antes, cuando la ataba. Nuca. Pienso la palabra ahora que la escribo. La verdad se hace sin palabras. La verdad de ese momento, el momento en que les ato la cara mientras las hordas braman fuera. Las tribus falleras a las que yo misma pertenezco en días de marzo abierto. Tocan tambores, silban cantan, glosan la vida haciendo la vida ruidosa, están fuera. He pasado el cerrojo en la puerta de madera. Por las rendijas el aire seco y caliente se cuela a horcajadas haciéndome vibrar.

Les ato la cara para enviarlos a la hoguera. Como antes. Como hicieron antes. Como hacen siempre los humanos. Llaman a la vida salvajemente, la vitorean, pero en realidad es la aventura de la muerte en la plaza pública, tan antiguo todo que la memoria de la carne que fuimos se estremece, fuera palio, patíbulo, grito o pira.

Os ato la cara para deciros adiós

Llevo horas anudando estopa, sujetando aquí, allí, con puntos de cola, con grapas, hablando contigo como si fueras mi hija, a prueba de viento, a prueba de plaza, estarás allí y no podré peinarte, todo peinado ahora, en la cueva uterina de la que somos arte y parte, en el silencio de hablarnos con la materia, quemándonos los dedos, sangrando por las fisuras de la piel de cartón de India y cola de harina, estamos mezcladas en la caverna como células nativas.

Es una lección de vida, me digo, me digo todo el rato la palabra vida, la escribo ahora sin encontrar un sinónimo apropiado, me digo: vida. Voy sorteando las bases magas, los cuerpos enaltecidos por la caricia de manos obradoras. Ocupáis tanto espacio que me conmuevo deslizándome entre vosotras, esquivando el esparto y las ramas a la altura de los ojos, colores junto a las tibias, sarmientos junto a los codos, manos de Pedro rozando los cuellos. Cada vez en un sitio las herramientas. Me vuelvo obscena buscando cosas, me desordeno, obligada a ordenarme ¿dónde está la grapadora? ¿dónde dejé la cola? Las tijeras van con el pensamiento de mesa en mesa, el serrín en el suelo, todas las mesas ocupadas, la humedad del bajo, el aire caliente de la calle en llamas entrando por la rendija, tersando el terciopelo. 

Tardora

Ayer. La carita azul, la carita con el pelo negro, la carita indígena de diosa del agua. Y estoy fijando la cara al cuerpo con hilo de cobre, con el cobre al cuello. Y me dices que debo hacer una tierra de cobre, de cobre ritual. Y amaso el filamento de cobre con mi mano fuerte y lo convierto en un planeta redondo, lleno de aire y curvas. Aire, curvas, planeta, son estas palabras torpes que tengo que buscar ahora porque durante el flow no me comunico con letras. Y de pronto un rayo de luz inunda tu garganta de agua solar, elegida entre las sombras, como en las grutas del alto Nilo. Alzo la vista y te miro a los ojos, tan cristalinos, tu sonrisa se superpone sobre la que yo modelé y pinté, la reconozco. Es una sonrisa ajena a mi y siento que estás bendecida y que tienes las manos un poco más altas de lo que yo las coloqué. Y dices, -Ahora sí.

Te toco la mejilla color carne Shiva intenso y la percibo tibia. Soy Gepetta y por extraño que parezca hay sístoles en el cartón. -Os ato la cara para deciros adiós, me dices hablando en una primera persona que en este texto no sé colocar.

Dejad que las Fallas se acerquen a mí

Y Hoy el Héroe me habla de morir y de la hoguera. Son palabras que sí están en el momento, que vienen a colmatar la verdad de este silencio uterino que se respira en el taller esta tarde de Crida: haceros para la exhibición, para la plaza circular, principio y fin de la historia compartida. Es esta la verdad que se cuela también a horcajadas por las rendijas, junto con el vendaval de poniente en fiesta y los gritos de la primavera y el alcohol de esta sociedad masiva.

Todo el mundo debería hacer una Falla. Hacerla con las manos, hacer constructos efímeros para entregarlos a morir. Trabajar el apego y el desapego a la propia existencia, a la existencia en tanto que río en curso. Todo el mundo debería hacer algo con amor profundo, crear sin límites en la zona, con absoluto flow, sin pretensiones de inmortalidad, siendo simplemente inmortal. Preguntarse quiénes son los seres que salen de tus manos. Engañarte pensando que lo sabes. No dormir desde noviembre hasta marzo. No dormir creando. No evadirte. Estar, dar lo mejor, aceptar el ser y el no ser como bendita transformación.

Campbonic, Greteta, Sofita, Averyna, Tardora y el Héroe del Coltán…

Ponerles nombres, el bautizo de saber quiénes son, de intentarlo al menos. Construidos con las partes itinerantes de tu pulso, sin saberlo, hija de Mary Shelley. Publicar este post el día después del día de la mujer, escribirlo antes. Esa continuidad del ser pese a las citas con el calendario patriarcal.

Cenizas y cerveza, costra de acero sobre el jergón del tiempo. Bapisterio encarnado en la plaza. Venid a verme. Eso es hacer fallas, hacedlas ya, vivid eternamente, dejad de acodaros en la barra mientras la vida os pasa por encima como apisonadora sorda y os meten miedo en el cuerpo, no hay más virus que el de la iniquidad. Vendréis a verlos, vendréis a verlas. 

Estamos en la plaza, en marzo.

TREMENTINA LUX

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