Estamos a día 10. Eso significa que en cuatro días daremos a luz a FALLIRUMA y en cinco días más cerrará su ciclo de vida, incluyendo nacer, crecer, reproducirse y morir. Creo que las moscas duran más. Hoy os hablo de la gestación. Del período en que todo sucede a la luz interior, con ecografías acuarelables que nos dan una idea del latido, del pulso de la pieza, de su pulsión de vida.
Nacimiento del AUCA: entre Kora y Orfeo
Durante el periodo de gestación mi parte intuitiva, la considerada femenina, estuvo al mando de la operación. Como Kora en el mito de Plinio sobre el origen de la pintura me dediqué a buscar en lo insondable y lo desconocido para traerlo a la luz. Este es el cometido histórico del Arte, más allá de su objetualización y su mercantilización: adentrarse en el Hades y regresar con vida, todo un misterio órfico que nos confiere poderes humanizantes. Me adentré muy hondo con amor, ternura y sabiduría, también con dulzura e inquieta ingenuidad, hasta el punto de que ahora mi parte masculina, la que ejecuta la pieza a golpe de martillo, sierra, pincel y grapadora dice en voz alta: -si yo hiciera fallas no estoy segura de que las hiciera así. En efecto, porque lo que sale es desconocido para ella, que no está acostumbrada a dejarse llevar. Quien me escucha dice: -pero: si haces fallas, no te entiendo, las haces así.
Mi mano derecha (la masculina según la biodescodificación) está sobrecargada por el esfuerzo, el túnel carpiano se resiente y el corazón late con fuerza en una vena entre el índice y el pulgar que antes no tenía, y duele. Mi mano izquierda (la femenina según la biodescodificación) acusa un quemazo en el dedo índice, el que indica la dirección a seguir. Hoy tengo ambas con vendajes, dialogando entre sí y hablándome a mí de este diálogo que os cuento.
Integrar la doble naturaleza, femenina y masculina en la pieza única que somos
Hoy he tenido que desayunar usando la mano izquierda. He recordado ese refrán bíblico que decía: «Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha» o algo así. La mano derecha actúa con contundencia, hace las cosas más a lo bárbaro, sujeta la taza o grapa la paja de arroz transmitiendo al cerebro una tensión inmanente, una prisa y una cierta mala leche muy acorde con el sistema. Hoy lo estoy haciendo al revés porque la mano masculina ha colapsado y siento que la mano izquierda está contenta y es sutil haciendo estas mismas cosas, y que la derecha, quieta con su vendaje, se impacienta e incluso le dice al cerebro: -déjame hacerlo a mí, con esa mano tardarás horas en conseguirlo, ella no sabe. Pero yo confío en ambas por igual y en ese turno rotativo que el dolor me regala para hacer consciente que necesito balancear en este final de trayecto ambas naturalezas.
Es un interesante diálogo que extrapolo a la actividad en la que me encuentro inmersa. Hacer fallas con calma y sostenibilidad es una utopía oximorónica. Me lo decía una cantante indígena aborigen a la que le solicité permiso para utilizar su música en un vídeo de la Tribusfera: -vuestros estúpidos muñecos hechos para ser quemados no honran a la Madre Tierra, tenéis que entender esta actitud colonialista, mi música no es apropiada. Admito que me quedé de piedra con su virulencia y le di las gracias aunque no la entendía.
De esto va el diálogo entre nuestras dos naturalezas, la integración de ese diálogo en una existencia en la que actuamos para tener vida plena, obviando que la no-acción taoísta nos acerca más al ser y al respeto por los demás seres que cualquier otra manifestación vital que consideremos necesaria. Crear para destruir, honrar la naturaleza efímera de la vida, celebrarla, re-producirla ritualmente, desinhibir el alma… ¿No bastaría con sentarse a ver florecer una sagrada Verbena, en lugar de hacer cola para castigar nuestro hígado en las homónimas?
Escribir este post con un hemisferio cuando la ejecución de la pieza requiere de la intervención salvaje del otro, estar todo el tiempo entre dos aguas, en el filo desbordante y espumoso de la cascada fértil del diálogo. Sea de día o sea de noche, actuar durante la vigilia, recibir instrucciones durante la penumbra, agradecer la influencia del sol y la de la luna. Estar rabiosamente y agradecidamente fuera de la Agenda Setting. ¿Tenía razón la cantante aborigen?
Experimentar con la energía sutil a través de la relación manos cerebro
El AUCA que os comparto está hecha en un momento de éxtasis y apogeo de mi parte intuitiva, es la celebración de la idea gestada en el interior, la que no necesita manifestarse en el cuerpo carne. El AUCA es el modo en que antiguamente se hacía llegar conocimiento a las personas que no sabían leer, es propia de nuestra cultura y transmitía de forma accesible información importante acerca de los oficios, biografías, acontecimientos o valores morales. El poder de las imágenes es inversamente proporcional al poder que esta sociedad otorga a las personas que las fabrican.
Por eso he utilizado este formato (tan habitual también en la antigua literatura falleril) para experimentar con la relación atemporal de recursos, para probar su validez comunicativa y para poner en valor el poder de la plástica en la educación. La fabricación de imágenes construidas mediante la relación manos-cerebro nos permite vivenciar nuestra energía sutil y acceder a conocimiento de índole superior. Así surge el AUCA que os presento y de esta actitud lectora requiere.
El AUCA es la antesala de la pieza que veréis instalada en la plaza. He regresado a esta imagen guía miles de veces para recordarme qué forma debía tener FALLIRUMA, para seguir conectada con la esencia que, como Orfeo, me traje del mundo de los sueños. Actualizar lo que supimos por mecanismos de intuición para ejecutarlo y traerlo a la vida con materiales impensados antes, para servir al goce estético y al placer de reunirnos junto al fuego. Todo un reto. Ya lo he dicho alguna vez. Hacer fallas es de valientes.
Feliz AUCA y que vuestra doble naturaleza dialogue en armonía.
TREMENTINA LUX
#FALLIRUMA
#RIBESAN
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