Las enseñanzas de las cañas

He aprendido que es importante tomar decisiones y aceptar las decisiones que tomas en el preciso momento del proceso cognitivo en el que las tomas. Eso significa que a partir de entonces te comprometes con una fórmula o receta para resolver el asunto en cuestión y que no vale titubear a partir de ahí. A esta fórmula muchas personas la llaman proceso, para mí el proceso es otra cosa y está vinculado al desarrollo espiritual.

Llamo proceso al punto del camino en que te encuentras con todos los posibles cuánticos y decides escoger una de todas las opciones que se te podían presentar para llevar a cabo una tarea, sea cual fuere su grado de complejidad. Estás en distinta parte del proceso un martes a las 12:00 que un miércoles a las 20:00 y por lo tanto las posibles elecciones varían en función de ese espacio tiempo en el que decides entrar en acción. Porque lo vivido y lo pensado en ese lapso de tiempo ha podido cambiar radicalmente el nodo en el que te situas.

Personalmente sueño mucho las decisiones. Ayer tuve un sueño que he denominado «Blue Hug» y hoy otro que he denominado «Distopía naranja» ambos muy cargados de oniromantismo. Yo no sé nunca cómo voy a resolver algo en cuestión hasta que lo resuelvo, trabajo a un nivel muy simbólico e inconsciente de modo que cuando llega el momento estelar de la toma de decisión, la ruta que se ha construido en las bambalinas sale a escena convertida en estrella. Y a veces no es la actriz principal sino una inesperada, fresca y bendita suplente. Al hecho de aceptarla y aplaudir su atrevimiento se le llama magia.

Así sucede el proceso creativo fundamentado en la arteterapia. Es libre, es soberano y es bienvenido porque da respuesta a la necesidad de crear en unos términos que sanan la relación con el momento presente y restituyen toda falta o toda ausencia original sea pasada o futura. En el hacer y en el haciendo.

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Hoy he pintado cañas con veladuras de óleo. Las cañas me enseñan que no son dóciles, que están vivas, son pulidas y son grasas, tienden a escupir las imposturas. Me enseñan que no hay dos iguales y que todas juntas se enriquecen. Me enseñan que cuando utilizo colores armónicos con su verde vibrante resulta sencillo potenciar el poder de ambos, de la caña y el color, pero cuando los colores son opuestos en el círculo cromático la superposición tapona y centrifuga la bondad. No se si esto se puede aplicar a las relaciones humanas. Aprendo que si paso dos veces el pincel arrastro la pintura, que a veces insistir es peor que darle tiempo a las cosas para que sequen y se fusionen por oxidación. Aprendo que respetar lo natural se complica cuando queremos imponer contenido simbólico al mundo que ya es perfecto sin nuestra humana intervención, aunque no poseamos suficientes recursos para descifrarlo en toda su complejidad. Esto se llama hacer concesiones al cuerpo de lo social. Aprendo de su consistencia natural y de nuestra inconsistencia cultural. Agradezo que cohabiten porque ¿Cómo si no podría entender los paraísos artificiales que son origen de nuestra identidad?

Pocos proyectos hay tan bárbaros como crear para quemar, hacer consciente el camino, compartirlo y celebrarlo desde esta perspectiva. Disfrutadlo.

TREMENTINA LUX