«Su viaje a la Vaubyessard había abierto una brecha en suvida, como esas grandes grietas que una tormenta abre a veces en las montañas en una sola noche. Sin embargo, se resignó: guardó con reverencia en la cómoda su precioso vestido y hasta sus zapatos de raso, cuya suela se había amarilleado con la resbaladiza cera del suelo. Lo mismo le había pasado a su corazón: en el frote con la riqueza, se le había pegado algo que jamás ya se borraría»
Gustave Flaubert. «Madame Bovary»
TREMENTINA LUX
Intentando averiguar qué clase de sustancia lleva pegada a la suela de sus zapatos y por ende en el roce de su corazón. No se, pero huele a chicle de fresa, alcohol de quemar y nicotina ácida. Todos somos Emma en algún lugar.
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