Quién soy y qué hago

Soy TREMENTINA LUX, soy artista plástica, teórica y práctica de la comunicación audiovisual y los estudios de género. Pinto, escribo, leo, locuto, diseño, fotografio, reflexiono y analizo. Todo esto, sobre todo, me hace evolucionar como profesional y como persona, me motiva y me divierte. Creo este contenido para ti, que me lees y para mí, que también me leo. Soy del mundo y vivo en Valencia.

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Parole, parole, parole…

FAN DE TREMENTINA LUX

Creo que he dejado de creer en las palabras porque hay otras personas que las utilizan, las llenan de significados y nos las devuelven para que las utilicemos así, manoseadas, asalariadas, de modo que nos comunicamos entre nosotros, tanto en lo personal como en lo profesional sin decir lo que queremos, sin saber lo que decimos. Con pensamientos que otros han fabricado para que nosotros los reproduzcamos.

Paseaba por el parque de cabecera, el otro día, y escucho decir a una señora, «esto es un pulmón verde para la ciudad». Alguien que en su vida ha visto un pulmón y menos verde afirma algo con rotundidad, afirma un slogan que ha asimilado como propio y lo comparte con sus seres queridos. Seres que asienten, claro, quien podría disentir. No disentimos de creer en el amor, ni en el trabajo, ni en la familia, ni en el arte, ni en los amigos, ni en la felicidad, ni en los parques municipales. Y sin embargo, son quizás las categorías más infectadas por el utilitarismo verbal. La palabra como parásito de la emoción.

Busco en otros lenguajes. Hoy tenía una cita. Pero la he cancelado. He practicado meditación por sorpresa. Meditación metta-bhavana con desconocidos. Si hoy las cosas os van mejor es por eso, tal vez. Busco sensaciones placenteras en los trazos, en el agua del mar a media noche, en la parte tostadita de una crema catalana, en la música, en las manos con pintura y en el silencio también.

Ayer descubrí «El manifiesto contra el trabajo» del grupo alemán, Krisis. No sé quienes son, leyendo un poco de historia veo que acabaron mal, escindidos. Expulsaron de sus filas a Roswitha Scholz y Robert Kurz los dos cabezas pensantes por cuestiones de género. Según cita el propio Kurz parece ser que algunos sectores de la izquierda progresista cuando una mujer se pone a teorizar la miran todavía como si hablara un caballo, hecho que él no comparte, claro, y de ahí la escisión. Ahora dirige Exit, una revista de pensamiento crítico.

En cualquier caso el manifiesto es digno de lectura. viene a decir que si las máquinas sustituyen en las cadenas productivas a las personas es obvio que no se necesitan tantas personas produciendo, es decir trabajando. Pero como el sistema se ha fundamentado desde el absolutismo en el ídolo «trabajo» no es posible dedicarse a la vida contemplativa sin avergonzarse. De lo que deduzco que en realidad no es necesario que unas personas sigan siendo esclavas de otras, es decir asalariadas sin tiempo, sin motivación, sin creatividad, pero sí que es necesario, para que los poderosos no pierdan su poder (y sus yates) que las masas consuman todo lo que sus máquinas producen.

Y las masas consumen si tienen un cierto poder adquisitivo y falsas necesidades creadas.

Para eso está la publicidad, las películas, las novelas, la moda, la tecnología, los medios de comunicación, las inmobiliarias, los libros de texto, los debates políticos, las leyes y ordenanzas, las tarjetas postales, las exposiciones, la telefonía móvil y hasta las canciones de amor. Para hacernos creer que necesitamos un móvil cada dieciocho meses, un coche cada cinco, un cambio de armario cada temporada y un trabajo con que pagar todos esos gastos inútiles.

Yo no soy ideóloga. Pero leyéndolo queda clara una reflexión, el drama no es no tener trabajo sino no ser consciente de lo que significa estar sometidos a este principio de coerción social. Desemplearse es emaciparse, empezar a vivir con libertad e independencia y realizar las actividades que verdaderamente nos motivan, empezar a saber vivir el tiempo de nuestra vida, que no es tanto, sin fines de semana ni vacaciones que lo único que hacen es legitimar horas y horas de tripalium*.

Dejar de trabajar para vivir y dejar de vivir para trabajar… Sí, !!claro que se puede y es sanísimo: bye bye al calvinismo!!

En un capítulo de Mad Men obligan al protagonista, Donald Draper a firmar un contrato millonario con la agencia de publicidad para la que lleva años creando fielmente las mejores campañas. Él lo vive como una captura, como una pérdida de libertad, como incluso, una pérdida de valor. De esa actitud a la frase de Bill Clinton, «cualquier trabajo es mejor que no tener trabajo», va un abismo. Ese es un buen ejemplo de los pensamientos parásitos que otros han fabricado para que nosotros los reproduzcamos, de la cuna a la tumba, pasando por la oficina.

Por cierto, el chico de la foto es un fan siciliano de estos post, también lo he incluido en mis meditaciones.
Majo, ¿verdad?

TREMENTINA LUX

Este es el link del manifiesto contra el trabajo, para leerlo con calma.
http://www.krisis.org/1999/manifiesto-contra-el-trabajo

*Etimológicamente la palabra trabajo proviene de tripalium, un instrumento de tortura romano que constaba de tres palos abiertos en aspa, como una cruz pero un poco más bárbaro. Casi nada…

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