Nuestro primer último viaje

Nunca había viajado solo con la ida. Nunca. Es extraño viajar con la ida.

EL billete de vuelta está enterrado en mi cuerpo. Está haciendo por mis ovarios, mi útero y mi vagina su último viaje. Aquí hacen eso. Lo llaman así, «The last Journey». Es una despedida jocosa de la pérdida, una asunción festiva del ayer remoto. De las vueltas que nunca volverán.

Me lo dijo el chófer. Aquí no me dejan conducir. Delante de nosotros una cabalgata. Con música, tubas, tambores, instrumentos de viento, creo, era todo muy confuso, y flores, miles de flores olorosas. El séquito seguía una carroza en un tractor. Con colores luminosos, morados degradados a rosa, de atracción de feria pintada con aerógrafo. El palio superior plata, un gigante palio plata con volutas barrocas. Y yo sonreí y aplaudí, porque me acordé de la Estoreta Velleta de mi barrio, y de las fallas que ahora ya se están plantando, con toda esa charanga alegre paseando por las avenidas de Chennai, y sonreí y bailé y pensé -!Por fin música que no es de claxon!

«The last Journey» me dijo él. ¿Eyns? contesté yo. -Yes, when any person died old, they made «The last Journey». Movió la cabeza de lado a lado y no dijo más, habla muy poco inglés, casi menos que yo.

Es entonces cuando bajo el palio, a la sombra de los cuarenta grados, lo vi, a él. Al muerto, tumbado sonriendo entre las flores, acompañado de la feria más festiva que jamás he visto por aquí. Desde ese día he visto desde el coche varios últimos viajes. Y la carroza parada en un descampado a la espera de otro arrebato de clamor incorrupto.

Así va mi billete de vuelta. Y todos los recuerdos que dividiéndome subyacen enterrados en mi cuerpo, haciendo su último viaje por mis entrañas, hablándome de la pérdida y la ganancia, del ayer que está donde estáis vosotr@s y del hoy, en el que trato de encontrar mi lugar.

Sed felices estas fallas y quemad los adioses, que los que no estamos donde el corazón nos late amamos desde aquí la diferencia y bailamos siguiendo las carrozas de difuntos, como si estuviéramos en casa, aprovechando cada último viaje ajeno como si en verdad fuera nuestro primer «Last Journey» y esta fuera ya nuestra querida tierra.

Con amor
TREMENTINA LUX