Quién soy y qué hago

Soy TREMENTINA LUX, soy artista plástica, teórica y práctica de la comunicación audiovisual y los estudios de género. Pinto, escribo, leo, locuto, diseño, fotografio, reflexiono y analizo. Todo esto, sobre todo, me hace evolucionar como profesional y como persona, me motiva y me divierte. Creo este contenido para ti, que me lees y para mí, que también me leo. Soy del mundo y vivo en Valencia.

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EL HOMBRE DESNUDO Y LA MUJER ADÚLTERA

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He vuelto a hacerlo. A proponer una imagen con un desnudo masculino. Los criterios de mercado han vuelto a vencer. Toca descartarla. La sociedad de masas aún entiende al hombre desnudo sólo dentro de las categorías del buen salvaje, del desnudo ritual propio de la víctima inocente, del rebelde que se enfrenta a una sociedad mojigata o últimamente dentro del objeto del deseo homosexual.

Por el contrario, el desnudo femenino está asumido con normalidad y consolida un producto apto y atractivo para todos los públicos. Nadie, hombre o mujer sufre afectación por pasearse con un libro o entrar a ver una película donde la imagen promocional está basada en un torso femenino. Pero parece ser que si el que aparece desnudo, en serio, es un hombre, la cosa, incompresiblemente, se complica y las mentes se vuelven prejuiciosas y etiquetantes.

El hombre siempre ha sido visto y representado por si mismo. No hace mucho todavía estaba vetada la entrada a las mujeres a las clases de anatomía artística en las escuelas. Por eso, la mirada femenina sobre el cuerpo del hombre introduce la posibilidad de reinventarlo. Es algo nuevo, algo poderoso, algo sin precedentes. La imagen que no va a ser publicada, forma parte de un imaginario completo y silenciado, de una de esas otras formas de mirar el cuerpo masculino y de representarlo que las mujeres de hoy, incluso los hombres de hoy deberían empezar a reivindicar. No está asociada al homoerotismo, ni a la culpa ni al nivel de civilización, es más bien una mirada microintima, reveladora de una actitud que observa y analiza y construye un prototipo humano hasta ahora desconocido. ¿Cuándo será posible que el sistema las entienda y las acepte?

Supongo que esta libertad vendrá dada al mismo tiempo que se replantee la representación social de la mujer adúltera, esto lo pensaba anoche, viendo «Cuestión de sexo». Antes la adultera era lapidada, arrastrada o arrojada al vacío, ahora, a veces, también sucede. En los medios de comunicación vemos ejemplos reales a diario. Pero me interesa hoy el papel que el guionista, educador social, al fin y al cabo, plantea para sus personajes.

Ahora sobre las mujeres adúlteras pesa no ya el castigo social, que sería considerado maltrato, (es un gran paso), sino el castigo divino, que no depende del hombre y por tanto es todavía más funesto ya que libera a uno del papel de verdugo y castiga a otra irremediablemente. La fuerza de las circunstancias nocivas cae sobre la esposa infiel a modo de verdad científica, la sospecha médica de la pérdida de la salud y la presencia de la muerte. Es ya un giro recurrente del guión que a la presunta adultera, madre de familia, le pronostiquen lo peor o la atropellen con ello. Ahí siempre, el hombre bueno, el ofendido redentor, presta a su ex-amada el beneplácito del perdón puesto que a través de la tragedia comienza a sentir el arrepentimiento y la consabida expiación de su culpa.

¿Hasta cuando seremos esclavos de esta forma de ver y entender tan anclada en estereotipos morales restrictivos? ¿Podrá ser de otra manera? ¿Podrá por fin haber una paridad en esto de la representación de los cuerpos femenino y masculino? ¿Podrá la justicia divina impartida por el cuerpo de guionistas y productores ser equitativa con el hombre adúltero y la mujer desnuda?

ESPEREMOS ACTIVAMENTE QUE SI, QUE SI!
TREMENTINA LUX

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